Quizás fue el bistec chorreando sangre en el refrigerador
o la silla rota descansando en el muro, que de no estar te tendría en el suelo.
Quizás fue el aceite puro de Canola con descuento
o los guisantes sin pestañita para abrir,
esos que dificultan la felicidad de su interior.
La indiferencia es un lugar poco deseado
para los que el recuerdo impregna nuestra vida diaria
Quizás fueron las argrugas o la indigestión
Las enfermedades del alma que aun quedan sin responder
o simplemente fue el residuo de escuchar las canciones de Gloria Trevi
De todo lo que dices, no creo que nada sea cierto...
pero estoy seguro de que no mientes.