miércoles, 27 de julio de 2016

NACIÓN.


No somos más los de antes,  el mar terminó por lavarnos, por revolcarnos, nuestros lazos se extendieron, crearon otros, cada vez más fuertes, cada vez más certeros, las fotos nos mostraron el sendero, los fines de semana corrieron cada vez más furiosos, más fugaces, nos exigieron más, hace mucho que lo comprendí, hace mucho que me di cuenta que debía ser así, aprendimos que las cosas pequeñas construyen más que cualquiera y  juntos descubrimos que el camino puede ser largo, pero si estas al lado no será la soledad la que nos impida poder llegar.


 Inoculaste la vacuna que me despertó de una larga noche de incertidumbres, de ser solo un amasijo de carne y huesos que se mueve con la finalidad de resolver problemas, me enseñaste a ir despacio, a tomar pausas y aceptar las tuyas, a construir. Te escribo porque hoy amanezco más ligero en las mañanas, porque la tristeza me parece un estorbo, porque ya no hago más las cosas con coraje, ahora fue cambiada la motivación, tiene nombre y destinatarios, tiene ganas de estar, de caminar, de viajar, de seguirte amando con convicción de causa, con rebeldía y con ganas de construir una nueva patria, una a la que llamemos casa, hogar, mi patria, la cual, solo es posible si la construimos juntos.

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